2oo9 - Detalle (6).

"Si me ocultas tu sombra, me esconderé.
Si me olvidas en el camino, huiré."

A quien amé.

Author: Noúmeno /

Cuando el viento cambió su dirección, tu sombrero voló por los cielos, mezclándose con el color añil de las delicadas nubes del verano.

¿Sientes el frescor de la hierba a tu espalda y en tus brazos? ¿Puedes respirar el aire limpio de este verano? ¿Te gusta este sabor, el sabor de mi verano?

Hace años que dejé de escuchar esas palabras. Llevo 14 años buscando aquel verano. A partir de mañana, ya serán 15 esos años. Y continúo esperando que llegue esa ráfaga de aire. Aquella que desvele el cabello del rostro, que me haga girarme hacia atrás, con los ojos entrecerrados, para verte, por sorpresa, saludándome con una sonrisa y las manos imbuidas a la espalda.

Tu vestido se agitaba suavemente. Sentía como ese sutil vestido celeste de una pieza era el que originaba la brisa de tu verano, con sus meditabundos movimientos hacia el sur. Intentabas atraparlo con tus manos, como un juego, impidiendo que se alzase y escapase.

Olías a fresa, limón y ciruela. Aún así, tu cabello expiraba canela, que me serenaba y contenía.

Me sonreías y me hablabas de un tema trivial. Qué bellas son las flores del descampado, o como te gusta el sonido de las cigarras, el rumor del aire sereno, el resto de sonidos de nuestro verano.
Tu vestido describía aureolas dinámicas, como olas en el mar, que se iban a perder por detrás. Sentada en el prado, tornaba a piztacho el color del mismo, mimetizando con el campo de flores. Vestías de claveles y orquídeas. E ibas descalza, arraigando tus dedos a la fresca tierra. No hacía calor a tu lado. Todo aquel momento era luz.

Intenté atrapar aquel gorro de paja en el aire. Pero no hizo falta. Cayó suavemente entre ambos, esperando que lo recogieramos al unísono.

Nuestro verano se convirtió en la anécdota de aquellos pequeños roces, esas contadas palabras, y esa delicada sonrisa.

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