2oo9 - Detalle (6).

"Si me ocultas tu sombra, me esconderé.
Si me olvidas en el camino, huiré."

Preámbulo de una historia olvidada.

Author: Noúmeno /

Aquel monasterio en ruinas aún poseía rastros de su pureza en los recovecos iluminados parcialmente por el sol de aquella mañana. Crecían multitud de verdes hierbas por las rocas que le dieron forma en antiguos tiempos. Los toques de color lo daban las flores blancas y amarillas que brotaban insospechadamente de un lugar a otro, protegidas por el santo velo de la antigua capilla.

No toco nada ni muevo piedra alguna. Me limito a acercarme al altar por un pasillo bloqueado por restos carcomidos de bancos de madera y techumbre de las cupulas derruidas. Al llegar me inclino y me santiguo. "En el nombre del padre."

Saint-Piètre había tenido momentos mejores. Antes de la guerra, en aquella casa del Señor se albergaban algo más que creyentes. Los registros del Ayuntamiento de D'Egressa titulaban aquel lugar como albergue de huérfanos. Dado que en los alrededores no existen orfanatos, muchas veces las parroquias hacían dicho trabajo en nombre de Dios. Aunque no por nada. Y dudaba que el santo Padre Nicolai de Saint-Piètre fuese menos.

Observo a mi alrededor para confirmar mis sospechas de una manera u otra. Regreso a tiempos de la guerra.

Los niños huérfanos no se podían contar con los dedos desde el primer mes de asaltos bélicos del coronel Biggo a Priezza. Muchos de ellos acababan muriendo de inhanición en calles donde solo viajaban balas de calibres considerables y aquellos antiguos tanques que los revolucionarios compraban a Misa. Otros tantos, era víctimas de dichos transeúntes.

Los refugios eclesiásticos se pusieron a la orden del día, dada la férrea defensa con la que contaban involuntariamente. Vigo de Vanderbell impuso esa moda en sus antiguas edificaciones por la zona sur de D'Egressa. Pensó que el Señor necesitaba de una casa bien cimentada, que no callese ante la corrupción ni el pecado. El Señor necesitaba una casa sobre la roca, y con la misma, lo levantó.

Tal vez por eso los niños que sobrevivieron fueron llamados hijos de la Piedra Santa, sobre la que se construyó la fortaleza del señor.

Perro bajo la lluvia.

Author: Noúmeno /

Desconozco si ese es su auténtico nombre, aunque la singularidad del mismo me hace pensar que no es así. "Caronte", aquel elfo de Dion, me observa con una esbozada sonrisa infantil en sus labios. Está empapado. Su cabello lacio y albino se mezcla con su blanca piel mientras se deshace con el agua. Solo sus agudas orejas sobresalen en su afilado y femenino rostro. Me llaman la atención más que otros rasgos. Sus ojos son pequeños, pero permanecen semiocultos por algunos cabellos rebeldes que decaen por delante de su rostro. No se los quita, no parecen molestarle para verme.

"Soy un can guía." Me dice, de repente. "Desde hace años espero a personas como tú."

Su voz es suave y bien medida. Aunque me da la impresión de que no es la primera vez que dice esas palabras ante un desconocido como yo. Interpretando sus palabras, me levanto como puedo del suelo mojado, aun dolorido. Siento el agua hasta en la ropa interior. Pero lo que más siento, es el malestar y el daño de la pelea sobre mis hombros.

"Llevas ahí tirado una hora, aproximadamente."
"¿Me has estado observando desde que empezó la pelea?"
"Sí, así es. No vi la necesidad de interponerme en la rencilla."

Escupo al suelo. Tengo dolor en las muelas. Tal vez causa del puñetazo de ese recio hombre.

"¿Estás enfadado?"
"¿Enfadado? ¿Me ves enfadado?"
"Si."
"..."

Me sigue con la mirada aun cuando pienso en guarecerme. No tengo ganas de continuar. Había perdido orgullo y lo poco que podría tener encima. Aun así, el elfo me sigue.

"Necesitas ayuda."
"Déjame."
"No puedo dejar a un cachorro tirado bajo la lluvia."

Le miro de lado. Parece tener cierta obsesión con los cánidos para que los use como referencia a todas sus frases.

"No me conoces. Yo tampoco te conozco."
"No importa. Necesitas ayuda. Y un perro bajo la lluvia, es perro muerto. Sígueme. Soy un perro guía."