2oo9 - Detalle (6).

"Si me ocultas tu sombra, me esconderé.
Si me olvidas en el camino, huiré."

La casa de Lucilda.

Author: Noúmeno /

Colin se sentía semiabandonado en aquel apartamento. Ya había pasado media hora desde que Lucilda se marchó al trabajo nocturno. De esa media hora, un cuarto había pasado como si de 3 minutos se tratasen, mientras que el otro par de 15 minutos habían pasado como tres horas.

Sentado cerca de los ventanales, durante minutos y horas, el joven estudiante lidiaba con el tiempo para desvestir al sol en su ocaso. El color anaranjado del cielo teñía la única habitación con la que contaba el apartamento, serenando el ambiente y armonizándolo. Había algo oculto en el silencio, opaco a los ruidos ajenos de la ciudad.

Colin no hacía más que darle vueltas al mismo asunto. Lucilda. Culpa de ello era el hecho de tener cinco fotos de ella, de las portadas de la revista Vew, muy bien distribuidas por las paredes de la casa, de tal manera que su figura no escapase al joven chico. Las imágenes lanzaban miradas indiscrimadas a Colin. Parecían querer echarle de allí. O al menos esa era una de sus sensaciones.

La otra sensación la transmitía el tumulto de ropa esparcida por la habitación. Era obvio que toda pertenecesiese a Lucilda, que puesta y dada a quitarse ropa, no era muy dispuesta a ordenarla. De todas maneras, el pobre chico no se sentía con el coraje suficiente como para ponerla en otro lugar (sobretodo cuando se trataba de ropa interior).

Para pasar la tarde y noche hasta la llegada de Lucilda, la cama prometía ser un lugar idóneo, pero no fue así cuando la descubrió deshecha, y con miles de cojines por almohada. Incluso el sofá era incómodo para ver la pequeña televisión de 20 pulgadas. Al cabo de la tarde, Colin adoptó un sin fín de posturas distintas hasta lograr dar con una solución interesante al respecto: colocar uno de los cojines que había en la cama de Lucilda. Aún así, ver la tele tampoco era algo emocionante, después de comprobar que el audio estaba defectuoso, y se escuchaba a trozos.

También se percató en la pequeña planta que había al lado de la puerta de la entrada. Juraba no haberla visto cuando llegó en un principio, pero en ese momento, podía ver que estaba más o menos seca. Le echó inocentemente un vaso de agua por encima. Aunque no sirviese de mucho, así se sentía mejor.

¿Cómo he llegado aquí? Tal vez eso era parte de un plan divagante y sin sentido que lograría comprender al final, o tan solo un paso caótico hacia el infierno de la duda. Y todo por haber caído en manos de aquella "gentil" streaper.

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