Los hombres permanecen limitados por el Cielo y la Tierra. Condenados a un limbo incierto entre lo inalcanzable y lo palpable, los hombres subsisten por si mismos. Viven, y hacen de su vida su sentido (muestran de la propia post-existencia la lógica de sus propias personalidades). Los hombres carecen de motivos. Se nombran como tales: fines ajenos a los objetivos de las realidades circundantes.
Los hombres observan. Determinan de lo sensible procesos y particiones. Derivan lo palpable de la Tierra a lo que sus propias capacidades aspiran. Categorizan y retienen, de todo lo visto, lo necesario. De entre lo observado, teorizan, y dirigen lo conocido a un estrato de extracogniscencia.
Los hombres vigilan. Hacen de los suyos, sus mismos, y de entre todos los reunidos, un ente de caracteres magníficos. Construyen y dirigen órdenes comunitarios de conveniencia con el objetivo de redimir lo que obtienen de la Tierra.
Los hombres piensan. Y hacen de lo que tienen pensamiento.
Los hombres observan el Cielo. Vigilan entre ellos. Piensan, con ellos.
A los hombres los une el Cielo.
Y el Cielo, a la Tierra.
2oo9 - Detalle (6).
"Si me ocultas tu sombra, me esconderé.
Si me olvidas en el camino, huiré."
Aquellos que observan el Cielo.
Author: Noúmeno /
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